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martes, 8 de noviembre de 2011

"Diablo", una grata sorpresa en Mar del Plata

Con "Diablo" (2011), del crítico y realizador Nicanor Loreti, se abrió la Competencia Argentina del 26 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Una apuesta a lo mejor del cine de género con  excelentes resultados tanto en lo narrativo como en lo estético.El film centra su relato en la relación de un ex boxeador, que tras matar a su contrincante en el ring se ve obligado a retirase, y su primo, un típico porteño que busca embocar un negocio para así salvarse el resto de su vida. Ambos se verán envueltos en una extraña carnicería humana al mejor estilo "Reservoir dogs / Perros de la calle" (1992) o "Machete" (2011).

Qué una película de género esté incluida dentro de una de las competencias habla la apertura mental de los festivales que muchas veces no se atreven a programar films de extrema violencia dentro de las secciones competitivas, sino que por lo general lo hacen en muestras paralelas y en la mayoría de los casos en horarios nocturnos. Pero "Diablo" no es sólo una película con escenas sanguinarias sino que va mucho más allá.

Desde lo estético Loreti propone un recorrido visual mediante la utilización de encuadres atípicos. Juega con la cámara para que cada plano salga de lo convencional provocando rupturas desde lo artístico. Hay picados, contrapicados, planos cenitales, flashbacks, flashforward pero no desde una concesión formal  sino para, contrariamente, desorientar al espectador ante lo que puede llegar a venir, y así evitar caer en la previsibilidad sensorial.

Juan Palomino logra un trabajo sorprendente, tanto desde lo físico como desde lo mental, su construcción de Marcos Waisberg, a quien en sus buenos tiempos apodaban "El Inca del Sinaí", es sorprendente y natural. Sergio Boris, como el primo descerebrado, Luis Ziembrowski y Luis Aranosky logran el contrapeso justo para la historia. Mientras que Palomino trabaja desde lo cerebral y la intuición los otros lo hacen desde la visceralidad.

"Diablo" apuesta a un cine diferente, un cine de género “tarantinesco”, en el que la violencia es la protagonista, los borbotones de sangre el condimento infaltable y lo inverosímil lo imprescindible para llegar a buen puerto. Un tipo de cine, muchas veces realizado de manera indie, que se está abriendo camino con resultados sorprendentes y Loreti así lo confirma. Excelente comienzo para una competencia nacional que será dificil de igualar.

Fuente: Noticine

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